Estuvimos,
el pasado miércoles (19) en la sesión ordinaria que llevó adelante el Honorable
Concejo Deliberante.
No
podíamos estar, por razones personales que estimamos atendibles, en la antesala
de las deliberaciones. Fue cuando el cuerpo parlamentario distinguió a alumnos
de Juan Cousté (Algarrobo) por su excelente desempeño en la Olimpíada de
Matemática. Hubiera sido mucho más reconfortante (pensar en el futuro que está
llegando lo es, ciertamente, mucho más si se trata de jóvenes que asoman a la
vida) que lo que vino después.
En
rigor, no atinamos a calificar lo sucedido. Tenemos ciertas dudas en como
plantearlo, pero asumimos el riesgo de equivocarnos. Es algo que resulta
natural cuando se trata de cuestiones opinables, según el cristal con que se
miren. O, para hacerlo más simple: podemos haber tenido, y así lo expresamos,
una visión distinta de la que tuvieron otros.
Para
ser más precisos, o terminantes, estamos refiriéndonos a dos asuntos incluidos
en el orden del día de la sesión de marras.
Por
uno de ellos, el 11070, el concejal Luciano Raúl Peretto Ithurralde elevaba
nota de rendición de gestiones o reuniones mantenidas el viernes pasado 30 de septiembre en la
ciudad de Buenos Aires. Por el otro, número 11071 el edil Carlos Marcelo Diez
elevaba proyecto de comunicación solicitando informe acerca de gestiones
realizadas por los concejales Peretto y Villalba en la ciudad de Buenos Aires.
Ambos
temas dieron bastante tela para cortar. Pero, en especial, dieron lugar a una
prolongada exposición del presidente del cuerpo, quien leyó una extensa
comunicación personal referida al viaje de ediles (y la secretaria legislativa
del cuerpo) a la ciudad de Buenos Aires.
Aludió
Peretto a una invitación formulada por el secretario parlamentario del Senado
de la Nación para participar de una jornada en ese ámbito. Pero pormenorizó,
más profusamente, en la crítica hacia el concejal Diez (antes que se
considerara su virtual pedido de informes).
Explicó,
por caso, que el edil del Frente para la Victoria / Partido Justicialista
requería información que tenía disponible sin necesidad de la presentación de
su proyecto. Abundó, descomedidamente podría decirse, acerca del
desconocimiento de Diez en torno a las normas internas del desenvolvimiento del
cuerpo
En
algún momento, y quizás podamos estar errados en la apreciación, ironizó, así
se nos ocurre decir sobre el repentino “crecimiento” de Diez en su
conocimientos legislativos. Así lo entendimos.
Hubo
un momento, además, en que terció María del Carmen Drome, queriendo atemperar
ánimos, pero diciendo que “se puede responder con altura”.
Peretto,
que leyó su exposición pero le agregó otros párrafos improvisados, señaló en
algún momento la intención de no renovar su banca (concluye mandato a fines del
2017). Diez pidió, en su momento, la lectura de su proyecto (virtualmente
pedido de informes), pero el tema no se encausó como sería de esperar,
abundándose en críticas sin que ello permitiera arribar a alguna definición
positiva. El presidente del cuerpo consideró satisfecho de antemano el
requerimiento de Diez (por la documentación aportada y disponible en las
oficinas del concejo. Quedó “flotando”, eso sí, una sensación de “fastidio” por
lo sucedido, sin que hubiera más consideraciones posteriores.
Sin
embargo, nos llegó algún velado pedido de “no profundizar” en la cuestión o,
dicho de otro modo, no abundar respecto a la particular situación generada que,
eso estuvo a ojos vista, no alcanzó a satisfacer a nadie.
Dos
apuntes, sí, que merecen citarse. Uno, que le pedimos a Peretto alguna
copia de lo leído y se excusó diciendo que había hecho agregados (respuesta
natural y adecuada) pero añadiendo que lo expuesto podrá apreciarse con la
lectura del acta de la sesión (algo que se nos ocurre bastante descomedido).
Otro, que, andando los días, le dimos a Diez la oportunidad de decir lo suyo,
en una breve entrevista que está contenida
(con audio) en esta columna.
Creemos
oportuno decir, al margen de lo ya apuntado, que no recordamos un episodio de
esa naturaleza en los muchos años en que hemos seguido las sesiones del
Honorable Concejo Deliberante.
Tenemos
presente sí, porque nos tocó muy cerca –aunque eso sí, nada tiene que ver con
lo de estos días– un hecho realmente lamentable, ocurridos más de dos décadas
atrás. Un presidente del cuerpo espero que nos retiráramos (el fotógrafo de
este semanario entonces y quien escribe) para exponer ante el HCD una situación
contenida solamente en la imaginación distorsionada de quien lo decía. Aludió a
una falta de respeto del reportero fotográfico, por haber dado la espalda a la
bandera para sacar una secuencia de la sesión (si no nos falla la memoria, en
el momento de la entonación del himno patrio). Tomamos conocimiento después,
porque para su manifestación esperó que no estuviéramos en sala.
Por
lo demás, y en torno al caso que nos ocupa respecto de lo ocurrido el miércoles
19 de octubre, debemos consignar que hubo, días atrás, algunas notas que tienen
mucho que ver con la situación generada entre los ediles Peretto y Diez.
Particularizamos
en una de ella, de Mary Drome, porque hemos visto, repasando su texto,
apreciaciones muy válidas, a través de las cuales reseñó buena parte de lo
sucedido. Esencialmente, manifestó su “total repudio a la forma del descargo
del señor presidente”, considerando, ha dicho, que sus expresiones fueron
“descalificantes e irónicas”, respecto del concejal Diez.
Drome
pormenorizó sobre los dichos de Peretto, calificando duramente algunos de los
conceptos vertidos en la ocasión.
Preferimos no abundar en detalles, porque la
edil, precisamente, dice en uno de sus párrafos que “hasta me hace mal
escribirlo”, aludiendo a alguna de las manifestaciones del presidente del
cuerpo parlamentario sobre Diez.
Ha habido otras instancias en este suceso
olvidable. Ojalá, el análisis más mesurado del tema permita morigerar la
situación y encausar debidamente la relación, ríspida sin duda, que se generó
el miércoles 19 de octubre. Será para bien...
LA PALABRA DEL EDIL MARCELO DIEZ