
Es nuestra costumbre no
condicionar la publicación (en la que tenemos derecho a oficiar como
moderadores) de las opiniones de la gente, aún cuando no sean coincidentes con
nuestra manera de reflejar la actualidad –esencialmente política– de Villarino.
Reflejan esa actitud innumerables “voces”, a través del tiempo.
El único requisito exigido, en
la materia, es que las expresiones de los visitantes del blog no sean
agraviantes respecto de personas e instituciones. Mucho más, si las
manifestaciones discordantes llegan desde el anonimato, una manera de encubrir
la carencia de valentía, cuanto menos, de quienes se escudan en esa
alternativa.
Queda dicho esto por si
hiciera falta, una vez más. Reflejamos los hechos, que son una realidad, como
el caso de la “entrada” a nuestro sitio digital a la que se ha referido un
lector.
Desde la óptica periodística
–y llevamos toda una vida en ésto– nunca nos permitimos enjuiciar a nadie en lo
personal. Una cuestión de conducta, que nos es demasiado fácil mantener en
estos tiempos…