El Concejo
Deliberante aprobó, por mayoría, dos convenios del municipio con la provincia
(para pagar trabajos ya hechos), no sin poca discusión. Dallavía alertó sobre
la carencia de agua. Un feedlot que sigue dando que hablar.
Este miércoles
(2), como todos aquellos en que hay sesión, entramos puntualmente al recinto
del Honorable Concejo Deliberante, a la hora 10. Una costumbre “de años”, aun
sabiendo, de antemano, que raramente –a pesar de las convocatorias– está
iniciándose el encuentro de “labor parlamentaria” que marcan el reglamento
interno o la costumbre que no se cumple.
Sólo largamente
después, esos diálogos previos, se llevaron a la práctica.
El tema es que,
después, algunos volvieron a sus bloques y “san se acabó”.
Así las cosas,
cuando los ediles ocuparon definitivamente sus bancas (hubo una ausencia, la de
Rodolfo Barrios, de la bancada ¿amarilla?) eran las 12.05.
Entonces, tras el
himno (ineludible), en el turno de las manifestaciones, “Nacho” Dallavía no las
mandó a decir (es más fuerte que él) y señaló su contrariedad por un hecho
“deportivo”, que privó, el domingo (29), a Juventud Agraria Deportiva, de
Algarrobo (¡para qué decir Juan Cousté, si desde siempre fue Algarrobo!), de
hacer uso de su condición de local, por falta de seguridad policial.
No se quedó en
eso y culpó al intendente (Bevilacqua) por tener seguridad, en algún tiempo, en
su residencia; o por desplegar guardia policial, de civil, en el edificio
municipal, ante medidas de fuerza del Sindicato de Trabajadores Municipales de
Villarino.

No paró allí la
cosa, sino que siguió, con un prolongado cruce de opiniones en torno al asunto, que tiene que ver, y no de ahora, con los problemas, vivamente
expuestos en otras ocasiones, que genera la existencia de un feedlot en Mayor
Buratovich, que provoca no pocas molestias, y algo más, a la población de esa
localidad, acentuadas en momentos en que los vientos hacen que los malos olores
(y otras yerbas) se enseñoreen en desmedro de los vecinos.
Carolina
Pellejero, clara en sus expresiones, dijo lo suyo. Y el jefe de la bancada
oficialista, Tony Cassataro, sin dejar de reconocer esas dificultades, explicó
la preocupación del ejecutivo en la materia y la respuesta que en cada caso se
ha recibido del propietario de ese emprendimiento.
Como resultado de
los intercambios, se acordó requerir la presencia (para el miércoles 9, día de
comisiones), tanto del responsable de la Agencia Ambiental como de quien maneja
el establecimiento que origina ese trastorno que viene de lejos.
Hubo otra tema
que dio que hablar y no poco, cuando se abordó el asunto 12616, a través del
cual el ejecutivo, por conducto del subsecretario de Gobierno, Martín Ravanesi,
elevó dos convenios entre el Ministerio de Infraestructura y Servicios
Públicos de la provincia de Buenos Aires y el Municipio de Villarino.
Uno, para el
financiamiento para la ejecución de cañerías auxiliares de cloacas en la obra de desagües pluviales en Pedro
Luro. Y otro, para financiar la red de gas troncal en el Barrio Otondo de la
misma localidad.
El caso es que
ambos trabajos están cumplidos ya y lo que se procura es conseguir los recursos
para pagarlos a la empresa adjudicataria, que ya los hizo.
Cassataro
(escuchar audio de la nota que hicimos
después) defendió, “a capa y espada” la aprobación de esos acuerdos, que
finalmente llegó por mayoría.
Sin el ánimo de
pretender fijarle normas a los legisladores comunales, ¿puede acaso suponerse
que es superflua la instancia de “labor parlamentaria”, si después, ya en
sesión, las cosas se “miran” de otro modo y se producen debates (con
consiguientes cuartos intermedios) francamente estériles?.
Quedan a lo sumo
tres sesiones ordinarias, antes que se vayan los que terminan mandato y lleguen
“los nuevos”, sin experiencia parlamentaria todavía.
¿No sería bueno
predicar con el ejemplo?.
La sesión de
marras, presidida por Omar Promenzio, con secretaría legislativa a cargo de
Adrián Carbayo, concluyó a las 13.15.