
De allí a permitir que en nuestro propio diario
digital se intente agraviarnos, hay mucha distancia.
Mucho más, claro está, que alguien –aunque se
identifique- pretenda decirnos qué es lo que debemos hacer.
La gente de Villarino sabe tanto y bien cuál es
nuestra manera de actuar, desde siempre, que nos sigue, como lectores, desde
hace más de 40 años.
No somos, y los habitantes del distrito están contestes
de eso, “arribados circunstanciales a sus pueblos”. Nos asiste una trayectoria
que, más allá de los disensos y las críticas que puedan generar nuestras
opiniones, ha otorgado a DIARIO VILLARINO un lugar de privilegio bien ganado; y
que en esta era digital está traducido en los seguidores que a diario ingresan
a nuestras páginas.
Cada uno tiene el derecho, después, de discernir
sobre coincidir o no con la línea editorial del periódico.
Saben, los de antigua data, qué vicisitudes hemos
pasado por no apartarnos de nuestro camino en momentos aciagos.
Por si todo lo dicho fuera poco, no hacemos
referencia a los que otros hacen, en la razonable intención de ejercer el
periodismo en Villarino. Los respetamos en la medida en que eso debe ser así.
Estamos, y nos enorgullecemos de ello, muy por
encima de las miserias con las que algún otro –no podemos generalizar– procura
encubrir sus propias falencias o, lo que es peor, su conducta.
Sabemos lo que hacemos y cómo lo llevamos adelante.
Y, lo hemos dicho en otras ocasiones, no permitimos, desde ningún punto de
vista, que se enjuicie nuestra manera de actuar (mucho menos, modificarla).
Habrá quienes digan –con no poca razón- que no vale
la pena detenerse en responder a quien no lo merece. Nos corremos el riesgo…
Luis María Serralunga
Editor