Guía para
sobrevivir al lunes 23.
Por Luciana Geuna ° 20 de octubre.
“Terremoto”,
“bomba con los cables cruzados”, “una gran crisis” y el merodeo de la palabra
híper que nadie se anima a pronunciar con certeza.
No hay escenarios normales.
Todos los economistas fruncen la cara cuando la pregunta es: ¿qué va a pasar después de la primera vuelta?
Trataré de responder todo acá abajo.
Una realidad, la misma sensación.
Está claro que la
misma sensación tenemos todos. Las conductas de consumo de la porción del país
que todavía puede stockearse en el supermercado fueron feroces estos días
preelectorales de altísima inflación.
Encontrar un aire acondicionado (todavía disponible en 12 cuotas) se volvió una tarea titánica. El dueño de unas de las principales cadenas de supermercados miraba el miércoles su planilla de ingresos y los números son contundentes: sus ventas habían subido un 240% más en volumen respecto del mismo día del año anterior.
La gente se desprende de los pesos.
En el Excel de
una de las máximas automotrices del país, dice que en el corto plazo planifican
sus negocios considerando una devaluación brusca y una turbulencia fuerte por
lo menos hasta abril, cuando llegarán los dólares de la cosecha.
El país está sujetado a una incertidumbre que finalmente termina. El domingo tendremos las respuestas que buscamos. Los números dicen que es muy probable que no se revele el nombre del nuevo Presidente pero sí un escenario que dibujará futuros más ajustados. No sólo de política, sobre todo de economía, el motivo sobresaliente de tanta angustia social.
Esta buscará ser una guía para no desesperarse. Consulté a tres economistas esenciales con vínculos en las tres principales fuerzas en pugna. El dólar, la inflación y su combinación tóxica son la pesadilla recurrente de este país. Todos coinciden en que hay que abrocharse los cinturones. La turbulencia está escrita pero no el desastre.
El destino de nuestro lunes dependerá no sólo de los resultados sino de los discursos del domingo a la noche. Las palabras que elija el ganador, aún si hay balotaje, definirán cuánto costará el dólar al día siguiente. El discurso más sensible será sin dudas el de Javier Milei, si termina liderando el resultado. Su plan dolarizador y lo que diga respecto de este proyecto pueden diseñar un lunes negro. O no.
En el ministerio
de Economía, hay una decisión política (sí, política).
En el palacio de
Hacienda no repetirán la devaluación del 14 de agosto. Intentarán como sea, si
entran a segunda vuelta, sostener este dólar hasta el balotaje. ¿La combinación
de los resultados podría alterar ese deseo? Salvo cisnes negros inesperados
estiman que no. A esa pugna se metió Melconian esta semana cuando pronosticó el
dólar a 500.
“El resultado de la elección podría llevarnos a una espiralización si Milei gana en primera vuelta y continúa proponiendo una dolarización sin dólares”, dice Emanuel Alvarez Agis de la consultora PxQ.
“El terremoto está ocurriendo, no está claro en la escala de Richter de cuánto será”, dice el exministro Hernán Lacunza. “La represión de precios y del dólar de este gobierno está gestando una inflación que en el verano va a ser más alta que la de la primavera”.
Hay acuerdo de que la llegada de una hiper no es inevitable. En el ‘89 duró seis meses y con una inflación del 50% mensual. Nadie que haya estado vivo en ese momento puede olvidarla. Los últimos tres meses de este año tuvieron una escalada que seguirá en subida pero no necesariamente debería descontrolarse, dicen los economistas.
Un enorme tablero
de alertas rojas encendidas.
Cables cruzados
con combinaciones peligrosas: la brecha cambiaria está en un valor histórico
(170% aproximadamente porque varía cada día), caída sostenida de la actividad
económica, las importaciones hackeadas por falta de dólares y un sistema lleno
de sospechas que tiene ahora a la economía real y la vida cotidiana con enormes
problemas de funcionamiento (desabastecimiento o falta de insumos esenciales al
extremo de que centros de salud están reesterilizando instrumental); la deuda
comercial de 45 millones de dólares (sólo la industria automotriz tiene 6500
millones de dólares comprometidos en esa deuda comercial a sus proveedores); la
famosa bomba de las Leliq a la que el exministro Martín Guzmán a través del
centro de investigación en políticas públicas Fundar y el think tank
Suramericana Visión, buscó un camino de salida en un paper que publicó hace
pocos días: “toda solución que evite medidas compulsivas con elevados costos
reputacionales requiere tiempo, posiblemente más que un período de Gobierno. La
continuidad en las políticas es esencial y, para ello, mínimos denominadores
comunes que las sostengan”. Este razonamiento podría aplicarse a todo en la
Argentina. Parece un mantra de imposible cumplimiento.
El último de los fantasmas, siempre, son los depósitos. Hubo en estos días un goteo de 120 millones de dólares diarios. Suponen que el lunes podría producirse mayor presión para retirarlos, pero otra vez: hay gran dependencia del discurso de Milei. El trámite de la semana que viene puede definir si lo que sigue es descalabro o la posibilidad de un sismo controlado con un programa económico.
Atrás está
también la reacción de los mercados y su estado de fe.
¿Qué pasará con
los bonos argentinos, con el mercado de acciones?.
Quedan en este recuento de problemas algunas ilusiones: la Argentina puede ser útil a un mundo que gasta muchísimos dólares en transición energética y seguridad alimentaria. En abril, se prevé una gran cosecha. Juan Ignacio Arroyo, economista, consultor en Energía y Cofundador de Ahora Qué? publicó esta semana un paper interesante: “Nos encaminamos a vivir uno de los momentos más abundantes de la historia argentina. El mundo está viviendo tres grandes revoluciones en cómo hacemos todo lo que hacemos: cómo gestionamos la energía, la información y la materia. La Argentina tiene todo para entrar de lleno en las tres. En los próximos años, vamos a vivir en un país muy diferente. Si no rompemos todo, la vamos a romper”.
Sigue Arroyo: “La prosperidad está a la vuelta de la esquina. El problema es que ya no hay paciencia para llegar a la esquina. El presente es muy duro. Desde hace años que es duro y cada vez peor. Ya no se aguanta más”.
¿Cómo será el tránsito hacia esa ilusión de romperla? La respuesta también empezará a escribirse el lunes 23.
Bonus track.
noticias del domingo.
El domingo no sólo sabremos quién será presidente o por lo menos quién estará más cerca de serlo. Hay que prestar atención a muchas variables que sí quedarán resueltas: sin dudas la elección a gobernador de Buenos Aires, Entre Ríos y Catamarca. Pero a las 23.00, ya sabremos también cómo se compone el nuevo Congreso Nacional, la clave para pronosticar si gane quien gane la presidencial, tendrá oportunidad de conseguir que aprueben sus reformas.
Picardías finales.
Este es un
cotilleo de campaña, el último de los últimos. El spot de Diego Valenzuela,
intendente de Tres de Febrero, que llamó a votar sin “restricciones partidarias”
generó una furia sin precedentes en la campaña de Patricia Bullrich.
Tres integrantes de primera línea de las listas de la candidata sólo esperan que pase el 22 con la expectativa de entrar al balotaje para ocuparse de la venganza. Por si no lo vieron, el intendente dijo: “Sigamos por este camino sin que te condicionen las pertenencias partidarias o ideológicas. En definitiva, votá con libertad lo que es mejor para vos y para tu barrio. Votá con el corazón en Tres de Febrero”.
Esto es todo para
esta semana.
El domingo dará muchas respuestas a todos los interrogantes.
Nos reencontramos.
¡Chau!.