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lunes, 26 de agosto de 2019

EMBELLECIDO, EL HOTEL TERMAL DE PEDRO LURO FESTEJÓ SUS 50 AÑOS


Bevilacqua: compromiso estatal 
para impulsar el turismo.

Un 23 de agosto de 1969 se abrían las puertas del Hotel Termal Doctor Pedro Barragán en honor a quien donase las tierras a la provincia en 1941 en pos de la construcción futura de un complejo termal. Desde entonces a la fecha, se han realizado innumerables reformas, y han pasado varias generaciones de concesionarios, que fueron aportando y dándole un gran valor al mismo.

El pasado 18 de octubre de 2018 se reinauguró el hotel totalmente renovado por sus nuevos concesionarios, con nuevas propuestas y más servicios para los visitantes de toda la región.


Por la mañana del pasado viernes (23) Termas de Luro Hotel & Spa dieron inicio a los festejos por sus 50 años con un acto oficial presidido por el intendente, doctor Carlos Bevilacqua.

“Cuando el estado y el sector privado trabajan en conjunto y en pos del bienestar de la comunidad se logran grandes cosas, como la puesta en valor de este hermoso complejo termal. No sólo hemos logrado recuperar un punto turístico muy importante para nuestro distrito sino que se han generado nuevos puestos de trabajo. En Villarino tenemos muchas potencialidades turísticas dormidas a las que debemos darle impulso. Desde el estado municipal eso es lo que estamos haciendo con mucho esfuerzo y trabajando, como en este caso, con privados que apuestan por invertir en nuestro distrito”, fueron las palabras del jefe comunal para todos los presentes.

La emotiva apertura contó con el descubrimiento de una placa en conmemoración del 50 aniversario y, también, con las palabras de Lucio Serrón, actual concesionario; y Luis Perfetto, el primer concesionario del hotel.

Las actividades continuaron durante todo el fin de semana con visitas guiadas, cocina en vivo, degustación de productos regionales, cena show, espectáculos gratuitos, bicicleteada familiar y muchas cosas más. 


Acompañaron el acto el director de la UGM Pedro Luro, Jorge Alemañy; el secretario de Gobierno, Gonzalo Silva; el director de Turismo, Marcos Kunich; concejales encabezados por el presidente del cuerpo legislativo, Omar Promenzio; el administrador general de CORFO Río Colorado, León Somenson; la vecina Marta Onorato, quien escribió el libro “50 años del Hotel Termal”; representantes de la Casa de la Cultura de Pedro Luro; Veteranos de Malvinas; funcionarios; instituciones locales; y vecinos.















Nota del editor

Un viajecito, entre la nostalgia y la decepción.

No siempre ocurre, eso de esperar, un tanto, para redactar un comentario o, simplemente, una información.

Pero, a veces, sí.

Esta es una de esas ocasiones, que se dan infrecuentemente. Escribimos; editamos, siempre con cuidado. Y “sanseacabó”.

Ocurrió el pasado viernes (23). Ya habíamos anticipado, la noche antes, algún preparativo de rigor, porque los años (78 son a esta altura) exigen un mínimo de prudencia, lejos ya de la repentización de otros tiempos.

Y salimos, a las 09 AM, rumbo a Pedro Luro. Nos alentaba el acontecimiento: 50 años del Hotel Termal, que ahora tiene, claro, un rótulo más afín a los momentos que vivimos, muy lejanos de aquel inicio, cuando corría el final de los ’60 del siglo que se fue y ya llevábamos unos cuantos años ejerciendo nuestro oficio, el de periodistas, y estábamos a punto ya, de crear lo que fue DIARIO VILLARINO (papel) y que es hoy la versión digital del histórico periódico que editamos.

En el camino, fuimos recordando (no poco) que supimos, en su momento, del devenir del hotel, con su estructura original, la de la época del recordado amigo don Manuel Jorge Bermejo (intendente por dos veces y muchos años; que son parte de la historia del distrito).

Se nos cruzó, la larga etapa en que el hotel, por un cuarto de siglo, estuvo en manos de don Luis Perfetto, su primer concesionario.

Y también nuestra insistencia, en el periódico, pidiendo que se licitase el establecimiento, algo que se logró siendo Augusto Stefanelli el intendente, allá por 1994. Recordamos, la poca fortuna de la segunda concesión y que, luego, poco supimos de la tercera.

Aun así, conocedores de la innovación del año pasado, fuimos acercándonos, ya casi sobre la hora, a la realidad, muy positiva por cierto, que supone la nueva fisonomía del remozado hotel, distinguido ahora con el rótulo de Termas de Luro Hotel & Spa.

Ya había gente  allí, entre ellos Viviana Dilje, la responsable de protocolo y ceremonial del municipio;  Emmanuel Dumrauf, convertido últimamente en maestro de ceremonia de los actos comunales; y Marcos Kunich, director de Turismo, prodigándose en la atención de todos los detalles del acto conmemorativo; y, también, como lo hizo Kunich, oficiando de guía para con aquellos visitantes deseosos de recorrer las instalaciones del hotel “de las bodas de oro”.

Llegó el momento de la recordación y todo fue como respondiendo a aquello, tan conocido, de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.

Hasta allí, como lo dice la crónica oficial del festejo, todo conforme a lo esperado.

Sin embargo, no todo fueron rosas, avanzando el mediodía de la jornada festiva, que se iba a prolongar durante la tarde, incluyendo, según lo previsto, la presentación del libro de Marta Onorato, conocedora, por demás, de la historia del hotel y de todo su entorno.

No optamos por la mejor opción, para los momentos siguientes. Era emprender el regreso o quedarnos, para almorzar en el lugar. Elegimos lo segundo, un tanto por sana curiosidad y otro poco para avanzar en el momento de una comida.

No acertamos al quedarnos, ante una sugerencia sobre la buena oferta gastronómica del restaurante.

Pedimos el “menú del día” (no había asado, reservado exclusivamente para la mesa del intendente y sus colaboradores), que no era otro que “pollo al champignon con puré”, pero requiriendo cambiar el puré por papas fritas. Sólo unos cuántos (15) minutos después, se nos dijo que “papas no había” (¿…?).

Esperamos largamente (raro eso para un “plato del día”) y cuando llegó a la mesa, el puré estaba frío (imposible comerlo).  Lo llevaron para calentarlo; y volvió frío y con el pollo hirviendo. Desechamos el puré y, con algún escaso margen de buena voluntad, “degustamos” alguna porción del resto. Con una gaseosa, el importe abonado fue de $ 440 (ni idea si hoy en día es mucho o poco).

La “frutilla del postre” llegó (es una manera de decir) desde la mesa del intendente, a la que nos acercamos para saludar.


No sería nada eso, pues el Lord Mayor nos consultó si habíamos leído el artículo y visto sus tablas anexas.

Obviamente, le respondimos que “no”.

Y entonces, mala educación perceptible a lo lejos, la secretaria de Salud espetó algo así como que “no lo vieron”, añadiendo que “eso demuestra dónde están”.

Como expresión en “patota”, hasta podría tomárselo como algo jocoso. Pero como no es la primera vez que la funcionaria se manifiesta contraria a dichos del periodismo (en los que por otra parte no nos involucramos; porque no formamos parte de ninguna corporación de medios locales y mucho menos extra distritales), consideramos oportuno apuntar lo escuchado.

No sabemos pero si intuimos que quiere señalar, descomedida y groseramente hablando, la doctora Silvia Haure. Si sabemos qué podemos deducir. Y aunque no consideramos necesario responderle (¡¡¡por favor, faltaría eso!!!) si estimamos oportuno sugerirle una de mínima: “tener respeto”, por nosotros y, si acaso, por esa tan mentada libertad de expresión, aunque no venga demasiado al caso.

Y nos viene a cuento una frase que no usamos pero que cae como anillo al dedo: dicen que “lo que natura no da, Salamanca no presta”.

Se nos ocurre, a manera de colofón o lo que se quiera:

- Hicimos unos 250 kilómetros el viernes (23), en pos de una nota.

- El combustible, solamente, redondeó los 1.000 nacionales, con la ventaja de “recargar” en la Shell de Pedro Luro, a 12 pesos menos el litro de "Super" que en Bahía Blanca.

- La comida nos salió 440 pesos.

- Apreciamos las “bondades” edilicias del hotel.

- Ningún representante de la empresa concesionaria se percató de nuestra presencia (¿será bueno o malo eso?), pese a que grabamos los discursos muy cerca del locutor oficial del acto.

- Muy pobre el servicio en el restaurante. Lo del menú ya está dicho. Y eso que hay cursos, últimamente, de atención a viajeros; sólo visitantes; y afines. No alcanza, para nada, el pedido de disculpas.

- Uno de los dos baños, roto.

- Da gusto ver la pequeña pileta de baños termales.


- Otra vez, si la hay, seguramente será mejor. No lo dudamos.  Por ahora, decepción, porque nos habían hablado maravillas.  
Los audios del acto