Agentes
municipales que se quedan afuera, según lo dice el imaginario popular. Sin
“casa”, ya en Bahía Blanca, muy lejos de la integración que se declama. Desvío
que no es tal, para ingresar o salir de Médanos. Tasas que suben, cuando la
prestación –caminos rurales– dista de ser ideal.
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O'Hggins 258 de Bahía Blanca: la Casa de Villarino que ya no es. |
A
poco que sigue pasando el tiempo, la gente empieza a manifestar su
disconformidad por lo poco que ha hecho, mal por supuesto, el “nuevo” gobierno
municipal, a poco menos de tres meses desde su asunción.
La
disculpa de la emergencia, en todos los órdenes, dispuesta antes de fin de año,
y después aprobada con el ya “clásico” resultado de 9 a 8 en las votaciones del
Honorable Concejo Deliberante (voto doble del presidente del cuerpo), parece
dar margen a determinaciones muy poco populares. Un ejemplo patente: se
prescindió de agentes municipales (ligados a la anterior administración, por el
momento de sus ingresos al municipio), pretextando que no eran necesarios sus
servicios. Hasta ahí, puede ser. Pero después, se designó a otros empleados (no
importa demasiado en qué condición), lo que invalidaría aquello de “no hacen
falta”.
Hay
otro caso, con alguna proyección externa, que es más de lo mismo: este lunes
(29), ha sido el último día de funcionamiento de la Casa de Villarino en Bahía
Blanca, instalada hace casi 13 años atrás, en tiempos del gobierno del ex
intendente Jorge Simoni.
El
cierre de aquello que se ideó como “embajada” en la virtual ciudad cabecera de
la región sur bonaerense, no fue informado. Pero al margen de ello se dispuso
cuando, en rigor, en campaña y aun después, en sus primeros contactos
posteriores a la asunción, el intendente no titubeó en hablar de “integración”;
pasando por otras alternativas en las cuales, en algunos temas, la relación
Villarino-Bahía Blanca-Villarino aparecía como determinante.
Prescindir
de la “cara visible” del distrito en Bahía es algo así como negar la
importancia referencial que aquella ciudad tiene. Y bastaría aludir al siempre
comentado y nunca ejecutado acueducto que sirva a Villarino, a Bahía y a Punta
Alta, para citar la necesidad de seguir en un camino de divulgación que tenga
sus efectos positivos para Villarino en el concierto zonal.
La clausura, por
darle algún nombre, se hizo perceptible con el enmascarado del frente del local
que, en su momento, la gestión Cobello intentó al menos revitalizarlo.
No puede
olvidarse que la casa sirvió, en no pocas ocasiones, para convocar en los
lanzamientos de eventos de relieve como lo son la Fiesta Nacional del Ajo
(dicho sea de paso, sacada ahora de su fecha de calendario tradicional) y de la
Fiesta Provincial de la Cebolla.
Por
si eso fuera poco, los agentes municipales que trabajaban en ese lugar
concluyeron su tarea en la casa sin saber cuál sería su futuro inmediato, aun
suponiendo como una obviedad, que deben presentarse, en el inicio del tercer
mes de 2016, en la sede municipal de Moreno 41 de Médanos y quedar en espera
de destino en la estructura comunal.
No
para allí la cosa. Hay otro claro ejemplo de indiferencia ante hechos
palpables: el acceso sur a Médanos desde la ruta 22 sigue siendo un verdadero
problema para quienes deben salir” o ingresar, “de y a” la ciudad cabecera.
Se
sabe de no pocos casos en que, por la precariedad del desvío, ha habido
vehículos que sufrieron las consecuencias del mal estado de esa vía (pozos por doquier; falta de riego
que evite la polvareda constante) en tanto las obras, dispuestas por Vialidad
Nacional, siguen postergando su finalización, con las dificultades que esa
demora ocasiona, sin que el ente (VN) controle su ejecución; sin que la empresa
(Burgwardt), adjudicataria, acelere los trabajos (muy pocas veces se ven
máquinas en movimiento allí) y sin que, finalmente, el municipio obre como
corresponde para exigir una mayor premura.
Volviendo
a un terreno de por sí irritativo para el común de la gente, se dice por allí
(nunca se dan a conocer los números reales) que la cuota salarial asignada al
Lord Mayor rondaría los 100.000 nacionales, pese al estado de emergencia que se
exhibe como para justificar, de alguna manera,
“despidos” de empleados (que no son del “palo”) o de su reemplazo por
quienes están cerca del movimiento político verde.
Como
colofón (extraído de comentarios que cada vez se acentúan “más” en el
imaginario popular) se habla de la quietud manifiesta de las máquinas viales,
muy alejadas de la infinita red caminera que se extiende por el dilatado
partido, cuando la tasa a la hectárea parece encaminarse hacia niveles
arancelarios impagables (para deudores crónicos, que nunca podrán ponerse al
día). Y esto tiene mucho que ver con aquello “del huevo o la gallina”,
generando un problema insoluble, por si los demás fueron pocos…