miércoles, 26 de agosto de 2009

UNA MEZCLA DE AISLAMIENTO Y FALTA DE RESPETO COMO RESULTANTE DE LA INACCIÓN DE GOBIERNO

Uno conoce, y no de ahora, cuales son las reglas de juego en el ejercicio de la función periodística. Aunque los tiempos hayan cambiado -¡y vaya si se modificaron!- ciertas normas siguen siendo las mismas. Que se cumplan o no, en todos los casos, es algo que escapa a nuestro control. Y hay que admitir, por otra parte, que puede ser así.

Una “costumbre” si se quiere, indica, como norma de uso, que es “de estilo”, divulgar aquel material que se recibe. Fundamentalmente, si eso ocurre como resultante de una exigencia planteada para pedir “igualdad” en la distribución de información a los medios desde el ámbito oficial.

Algunos, incluso, hilando un poco más fino, interpretan que hay ciertas obligaciones de los gobiernos (de distinto nivel) de hacer un equitativo y equilibrado “reparto” de la publicidad oficial (la que es paga). No somos tan terminantes en esa materia, salvo en aquellos casos (que nos han comprendido algunas veces y por mucho tiempo) respecto de la publicación de los “avisos de ley”, en nuestro periódico –VILLARINO– que tuvo una extensa y notoria trayectoria en el partido del mismo nombre, para el cual editamos, ahora, este DIARIO VILLARINO, como parte integrante de LA TRASTIENDA DE BAHÍA, o lo que es igual, esta “revista de café”.

Por esa interpretación, muy personal diríamos, de la cosa, hemos reclamado no pocas veces, recibir el material informativo, los boletines o partes de prensa, como se les llama, emitidos por la Dirección de Prensa y Ceremonial de la Municipalidad de Villarino. Tanta prédica, molesta incluso, ha tenido sus frutos. Hoy en día, nos llegan en forma permanente esos envíos, que ilustran acerca de la gestión del gobierno comunal. Reconocemos esa actitud y valoramos -¿por qué no?- su contenido.

Otra cosa, que resulta difícil de comprender, es la postura adoptada por el intendente municipal, Raúl Roberto Mujica. A la gente de Villarino no les ajeno que hemos estado (nos referimos al caso personal de quien esto escribe) muy cerca, adentro mismo del propio gabinete, en los primeros 8 meses de la gestión del propio Mujica. Alcanzamos por eso a conocer cuál era su criterio en el manejo de la cosa. Le asistía al derecho de tomar un rumbo u otro.

Seguramente, por la forma en que condujo aquel tiempo de su mandato inicial (destinado a completar el período trunco de su antecesor), había temas que tendría en claro mucho después de nuestro alejamiento. ¡O no!. Pero no podemos abrir juicio sobre el sentido de la oportunidad de algunas acciones.

Hay una verdad incontrastable y es que ha tenido respaldo de la gente, que parece no haberle creado demasiados problemas cuando completó ya los dos primeros años (del 2005 al 2007); fue ratificado, por usar un rótulo, para el período 2007/2011, en octubre de ese primer año; y lleva ya, a este momento, 20 meses de la instancia para la que fue elegido como intendente.

¿A qué vienen estas consideraciones?. A que en un primer momento fuimos duramente críticos respecto de su gestión (no nos apartamos de esa realidad); a que saludamos la convalidación de su mandato (cuando fue nominado en octubre 2007); y a que no desmentimos sino todo lo contrario, citamos que su liderazgo a nivel comunal había sido respaldado con el triunfo de la que era su lista (aunque el no figurara, por obvias razones) el pasado 28 de junio.

Entendemos, aún a riesgo de equivocarnos (para algunos) con esa apreciación, que la investidura del gobernante debe ser respetada. Se coincida o no con los actos de su gestión.

En el caso particular de Mujica se da una circunstancia que, de todas maneras, casi “nos obliga” a ser puntualmente claros. Camino de las legislativas de junio pasado, intentamos un contacto, orientado a saber qué pensaba el intendente respecto de algunos temas.

La agenda oficial por un lado y el proceso preelectoral por otro, impidieron la entrevista antes de las elecciones. Pasaron los comicios, pero estuvo vigente por más semanas el problema de la gripe A (y transcurrió julio). Insistimos aún así y recibimos sólo como “paliativo” alguna que otra respuesta desde la Dirección de Secretaría Privada, con no mucho margen de maniobra, no imputable a esa oficina.

Estamos sobre el final de agosto 2009 y seguimos sin respuesta, pese a nuestra molesta persistencia. Que, incluso, ha tenido la particularidad de intentar consultar al intendente sobre algunas quejas que nos llegan, puntualmente, y que sólo resaltan la carencia de soluciones municipales a algunos problemas del distrito. Nos ha animado, en ese sentido, la buena voluntad, si así puede llamársele, de no hacernos eco de los reclamos sin dar lugar a la eventual explicación que cada caso puede tener desde Moreno 41 de Médanos.

Desde algunos ámbitos (más allá de la postura del vecino. de suyo proclive a vilipendiar más que a elogiar) se ha puesto énfasis en señalar que el jefe de gobierno está ausente allí donde debiera dar satisfacción a la demanda de la comunidad; que no responde a los reclamos; y que, más allá de reconocer (como lo ha hecho en una reciente reunión de gabinete), un duro momento, no se hace cargo de la situación; no ofrece siquiera alternativas; y a lo sumo, permanece en su despacho, aislado, porque tampoco su entorno sale a “ponerle paños fríos” a un cuadro de situación mucho más que caliente.

En ese contexto, está manejándose la actualidad de Villarino. Hay quienes se preguntan, con no poca razón, ¿hasta cuándo la “buena estrella” acompañará a Mujica?. Y lo hacen quizás no tanto porque les preocupe el futuro del intendente (de cara al 2011, próxima compulsa electoral), sino porque todo el partido de Villarino y su gente, están “atados” al destino, favorable o todo lo contrario, al que quiera encaminarlo el gobierno municipal.

Frente a esa realidad, de aislamiento e inacción, está la falta de respeto hacia aquello que, con el mejor y mayor espíritu, estamos reclamando nosotros, desde el ángulo de una prolongadísima trayectoria periodística en el distrito. También frente a eso, hay responsabilidades que un intendente está obligado a asumir.

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