Antes de las primarias, la gran
encuesta de este domingo
(11).
“Amenazas” a nosotros, ¡no!.
Desde una Bahía apacible, como casi todas las vísperas de
elecciones, se nos ocurre discurrir un poco (lo hemos hecho infinidad de veces)
sobre la antesala de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de este
domingo (11).
Votamos en Bahía, como desde siempre, porque vivimos en
Bahía; y porque nunca, desde nuestra juventud (allá lejos y hace tiempo),
dejamos de ir a votar.
Nos “gusta”, verdaderamente, la instancia democrática que se
presenta cada dos años.
Sentimos, no pocas veces, en espíritu, la desazón que debe
invadir al que no gana, después de las urnas, porque imaginamos que cada quien
que se presenta lo hace con la esperanza de un triunfo; de quedar cerca; y
tener, en el sistema electoral de esta época, la oportunidad de competir, dos
meses y medio después, en las generales que serán, en este 2019, el domingo 27
de octubre.
Nos “ubicamos” en la antesala, conscientes que al esbozar un
probable escenario, debemos aludir a quienes serán primeros; a quienes serán
segundos; y a quienes, si quiere interpretarse así, quedarán relegados.
Reflejamos, opinando, lo que vemos. No decidimos nosotros;
lo hacen otros; aunque, eso sí, desearíamos ser de algún modo protagonistas y
no sólo observadores (es nuestra función desde hace 62 años, cuando abrazamos
nuestra profesión de toda la vida).
Pero al elegir nuestro oficio, muy jóvenes, sabíamos de qué
se trataba nuestro futuro. Por eso, también, después de un largo camino,
intuimos (o estamos realmente convencidos) que está muy cercano el final de la
carrera, como que estamos más en etapa del ocaso que de los sueños que acunaron
el comienzo.
Sabemos sí, con plena certeza, que cuando el 7 de mayo de
1970 creamos DIARIO VILLARINO, asumimos riesgos, mucho más que beneficios.
Consecuentemente, obramos siempre con la misma conducta,
invariable, porque no sabemos, ni por asomo, cuál sería “otra forma”.
Y como a veces las ocasiones se presentan propicias –porque
alguien, desde lo alto y por poco que se crea, más tarde o más temprano, pone
las cosas en su debido lugar– queremos aludir a
un hecho que guarda relación con la intimidad pero que se roza, un poco,
o mucho, con el rol que hemos asumido desde hace muchísimos años.
Hoy, 10 de agosto de 2019, “mi viejo”, Ernesto Umberto Serralunga, hubiera cumplido 115
años. Su longevidad le permitió llegar casi a los ’98. Y fue tal su tenacidad
que hasta pocos meses antes de irse de este mundo, fue, por décadas, lector y ministro de la Eucaristía en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús de
Bahía Blanca.
En aciagos momentos, cuando la Iglesia Católica fue
perseguida en los años ’50, sufrió los embates que personalizaron ataques a la
dirigencia de la religión. Pudo haberse abstraído, pero no lo hizo, sino todo
lo contrario.
Muy poco tiempo después, cuando la Revolución Libertadora
del ’55 dejó paso al liberalismo de época, recibió constantes ataques ya que ejercía un alto cargo en lo que fue el Instituto Tecnológico del Sur,
fundamento de la posterior y actual Universidad Nacional del Sur.
Cuando desde nuestro ángulo elegimos el periodismo como
medio de vida, le preocuparon los problemas que podíamos experimentar, si nos
ceñíamos, como lo hicimos, a una norma de conducta.
Es obvio que no pudo
cambiar nuestra decisión. Y fue testigo de los pesares que, andando los años,
sufriríamos por ser leales a una inequívoca manera de encarar nuestra
profesión.
Citar eso, en este caso, no es casual.
Hemos seguido nuestro derrotero, sin apartarnos un ápice del
camino.
Y experimentamos duros contrastes, sobre los que no pocos,
en Villarino, tienen conocimiento, como que llevamos casi 50 años haciendo
DIARIO VILLARINO.
Esto viene a cuento, ahora y no más tarde, a propósito de
estar en la víspera de una elección más (tenemos tantas encima).
En las últimas horas (y días también) hemos recibido
agravios. En las redes sociales (al punto de eliminar de nuestros contactos a
quienes se han abusado de la ligereza que esos sistemas ofrecen a los mal
intencionados). Y también en el sector de “comentarios”, que tenemos abierto al
público para que se exprese en nuestro propio sitio digital, que sucede en lo
virtual al periódico papel de antigua data.
Que desde ese lugar se nos amenace, entra dentro de lo que
no podemos aceptar de ninguna manera, mucho más si proviene de gente que no
tiene siquiera un mínimo conocimiento de la forma, la única que conocemos, en
que hemos ejercido; ejercemos; y deseamos ejercer en un futuro nuestra función.
Enjuiciar con el latiguillo impropio de lo que "recibimos a
cambio”, supera lo tolerable. Y tenemos derecho a decirlo, porque nos comprende
la libertad de expresión que otros quieren para sí pero le niegan a los medios
como el nuestro, sin saber siquiera de qué se trata.
Estamos hartos de tanto vilipendio gratuito y sin sentido.
También de que, para silenciarnos, semanas atrás hayan “hackeado” nuestro
sitio, sabrá Dios, desde dónde y por quiénes. Nosotros, no.
Y tan es así que queremos señalar, en contrapartida, un
hecho que alentó nuestro espíritu en la mañana soleada de este sábado (10),
víspera de elecciones.
Desde uno de los espacios que competirán en la puja
electoral de las PASO, se ha dado muestra del espíritu democrático que debe
imperar, en todos lados, pero en especial en los pueblos de Villarino, que
siempre nos ocupan con su devenir.
El mensaje nos llegó desde uno de los grupos a quienes “no
dimos como ganadores”, en la perspectiva con la que, desde siempre, enfocamos
las vísperas de jornadas cívicas como las de mañana (11).
Bienvenido ese espíritu que debe primar. Y no la arenga que
se formula, desde niveles no distritales, por el temor, innegable, de perder en
las primarias.
Que el domingo (11),
sea un fiesta cívica en Villarino. Gane quien gane…
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