
Un audio por
demás revelador sobre la situación planteada que afecta a una trabajadora
cooperativista
Ya hemos citado,
con los pocos datos que la gente se ha animado a suministrar, lo ocurrido, este
jueves (16), en Hilario Ascasubi.
Una imagen,
incluso, ha servido a manera de testimonio sobre la situación planteada.
Y en la mañana de
este viernes (17), un proyecto de comunicación, elaborado horas antes por el
bloque del Frente de Todos, y rotulado con el número 12.799, a la hora de su
ingreso al Honorable Concejo Deliberante, ha oficializado, de algún modo, la
gravedad del hecho en sí, para que adquiera estado legislativo a nivel
municipal.
Puede admitirse,
incluso, que la viralización del tema e incluso su exteriorización a nivel
nacional, a través de la edición central de "Todo Noticias", ha generado un
ambiente que flaco favor le hace a Villarino, en contrapartida de la mentada
proyección que intenta, en otros ámbitos, el intendente Carlos Bevilacqua, tan
afecto a hablar, en sus discursos, de la imagen que cree haber conseguido con
su viaje a Colombia; o con sus contactos políticos y sus enlaces, en los temas
de medio ambiente en los que ha puesto énfasis; y no hay razón valedera para
negarlo.
Pero claro, una
cosa es la imagen que intenta darse (había una reunión de alcaldes a la que iba
a concurrir a comienzos de mes en San Carlos de Bariloche; frustrada por la
cuarentena); y otra, muy distinta, es la que alcanza a percibirse cuando en algún
hecho cotidiano, “se les escapa la tortuga” y no
pueden evitar, su exteriorización.
Entonces, aunque
consiguen el silencio cómplice de los medios subvencionados con la pauta
oficial (o con la promesa de otorgarla cuando mejoren las finanzas municipales,
de las que no se habla porque no atravesarían su mejor momento), no pueden
silenciar, salvo con apremios, lo que en profusión satura las redes sociales; o
bien –no nos adjudicamos nada que no hayamos hecho como norma desde siempre– se
pone de manifiesto en el contenido (siempre serio y no ocasional) en DIARIO
VILLARINO.
Está claro que desde las malas artes de las que echa mano el oficialismo (urdidas probablemente por
el inefable “picasesos”, o sea, aquel a quién pueden echárseles las culpas
internamente, pero se lo usa para entorpecer el trabajo de medios como el
nuestro) aparezcan quienes pretenden negar autenticidad a lo que decimos; y,
por otro lado, quienes se molestan torpemente, cuando aludimos al silencio de
la gente, real, porque difícilmente se expresan frente a realidades serias como
el sonado caso del abuso laboral provocado hacia una trabajadora cooperativista
de Hilario Ascasubi.
Nos ha venido a
cuento –y cayó como anillo al dedo– un posteo hecho a propósito de la cuestión
y que transcribimos en lo sustancial: “el fondo de la cuestión es que se está
en cuarentena obligatoria y el municipio es responsable por el cumplimiento de
la misma en su ámbito. De manera que debe reducir al máximo las tareas que
desempeñen sus trabajadores. Porque el gobierno garantiza que todos perciban
sus haberes. Ese delegado tiene un montón de preguntas que responder. Y hay que
cuidar a la trabajadora de las represalias”.
Está demasiado
claro que quien ha ejercido presión en este polémico tema, es el director
delegado de la Unidad de Gestión Municipal de Hilario Ascasubi. No hay lugar
para la menor duda, bien es cierto que no puede soslayarse que ha recibido
directivas de sus superiores (el propio intendente; o de quien maneja la
cartera política municipal).
Sea cual fuere el
funcionario que ha dado la orden, hay una responsabilidad.
Pero para
intentar desentrañar cómo ha sido la cosa, bien vale la pena echar mano de un
audio, del que son protagonistas, de uno u otro modo, la trabajadora en
cuestión, por un lado; y el apoderado de la cooperativa, por otro.
Los casi 20
minutos de la conversación, aun con sus repeticiones, no tiene desperdicio:
Sabemos algo: más
allá de esclarecer un tanto ciertos aspectos del tema, la divulgación de la
charla (ya son muchos los que saben de su contenido) apunta a clarificar
(porque hay quienes, adrede, quieren negar la cosa) lo sucedido. Y que cuando “se
carguen” responsabilidades, “caiga” quien debe caer. Y que no se disfrace la
realidad.
Parece ser que
grabar conversaciones se ha convertido, en no pocos casos, en un arma de doble
filo. Y anhelamos que, en esta ocasión, no se use en detrimento del más débil.
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