El municipio
autorizó, a través del decreto 581/2020, a los vecinos de
Villarino que sean propietarios, locatarios, y/o poseedores de inmuebles
emplazados en Chapalcó, Chasicó, La Chiquita y La Salada, a desplazarse hasta
los mismos en el horario de 8 a 17, los días sábados, domingos y feriados.
Esta medida es sólo
para residentes del partido, y tiene como objetivo permitir la visita a
las viviendas por razones de seguridad y no con carácter recreativo.
Por ello se
autorizará la visita de una sola persona por domicilio declarado/vivienda.
Los vecinos
deberán acreditar su condición de propietarios locatarios y/o poseedores de los
inmuebles mediante documentación fehaciente y, dar aviso previo a la comisaría
correspondiente.
Una vez
finalizada la visita deberán dar nuevo aviso bajo apercibimiento de ser
conducidos por la fuerza y denunciados por incumplimiento del aislamiento,
social, preventivo y obligatorio.
Además, el Comité
de Crisis determinó a través de ese decreto la modificación del protocolo
sanitario y de funcionamiento para oficinas profesionales, permitiendo la
atención al público, siguiendo las recomendaciones sanitarias.
Nota del editor
Hace tiempo ya
que la credibilidad en las acciones de gobierno ha hecho crisis en la gente de
Villarino.
Entre la ausencia
manifiesta del intendente en plena cuarentena o su verborrágico audio del 9 de
mayo pasado, hay una sucesión de circunstancias que evidencian la precariedad
(dejamos de lado la mala intención) con las que se manejan desde el ejecutivo
municipal.
Esto de las
visitas a “segundas residencias” (¿hay tantos acaso que gozan de ese privilegio
casi suntuario cuando otros esperan vanamente un plan de viviendas integral que
alguna vez los contemple?) “suena”, casi, a una burla o tomada de pelo.
Y la limitación a
la que se alude (una sola persona), con la posibilidad de convocar a la fuerza
pública para sacar a un visitante “si se excede en la permanencia” (por decirlo
de alguna forma entendible) entra en un terreno que es mejor no calificar.
Porque conocemos el paño, con evidentes sesgos de autoritarismo.
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