Fue el viernes (17), en la sala de situación del municipio;
en el Centro de Monitoreo; y en la bodega “Al Este”, de Daniel Di Nucci. El
intendente junto a los medios…
En realidad, la propuesta, según se apreció después, era
para participar de una suerte de encuentro de “fin de año”, desde el ejecutivo
municipal, con los representantes de los medios de comunicación que operan en
el distrito.
Así fue la cosa, bien entendida; sin grabadores a la hora de
escuchar, en la sala de situación del palacio comunal de Moreno 41 de Médanos, una
exposición del intendente.
No hubo lo que puede rotularse como “anuncio”, ni mucho
menos.
Sí, es cierto, una exposición del jefe de gobierno acerca de
los ejes fundamentales de su gestión. Por lo hecho en los últimos tiempos; y
por lo que se hará, en perspectiva, en lo que vendrá, cuando están restando
virtualmente dos años más de gobierno.
Como no hubo preguntas, Carlos Bevilacqua fue explayándose
con perceptible naturalidad. Sin elogiar su acción de gobierno; sin reproches
(que hayamos entendido como tales) a quienes le antecedieron en el gobierno de
Villarino en unos cuantos años; y trazando,
también como pudimos comprenderlo nosotros, un plan para los años que
vienen, el 2022 y el 2023, que marcarán el final de su segundo período al
frente del dilatado partido que le ha tocado en suerte gobernar (desde el
2015).
Una de ellas, la primera, fue la de seguridad. Enumeró
algunos hechos del pasado que ya no se repitieron felizmente (el asalto a un
banco; y la muerte de un efectivo policial, entre ellos); lo que pone en
evidencia una notoria mejoría en todo Villarino, respecto de ilícitos y otras
yerbas.
Lo educativo, visto desde la aplicación de la robótica, para poner al alcance de todos
los máximos adelantos tecnológicos. Y en esa materia, no dejó de destacar lo
que ya se ha hecho, dando forma al centro cultural y educativo de Mayor
Buratovich, donde se han puesto en valor las instalaciones que fueran de la
Sociedad Española de esa localidad.
La ejecución de las acciones en materia de ambiente, con la
valoración del Vivero Argerich; la conjunción con municipios que trabajan en
favor del cambio climático; y la valiosa participación de entes internacionales
que han aportado lo suyo en la financiación de los programas desarrollados y
los que vendrán en el futuro.
Y, finalmente, la reforma administrativa en ciernes para
lograr la “despapelización” del municipio; y el desarrollo de la digitalización
de la comuna (¡se terminarán los vetustos bolsines!), dando agilidad a tono con
la época, a todo el “tramiteo” de la Municipalidad de Villarino, incluyendo por
igual a todos los pueblos.
Inequívocamente, nos llamó la atención la descripción que
Bevilacqua hizo. Esencialmente, pudo explayarse sin ser interrumpido con
preguntas; y eso confirió más naturalidad a su relato.
Lo siguiente – visita al Centro de Monitoreo – sirvió para confirmar, de algún modo, la trascendencia de ese lugar de “verdadero privilegio” del municipio. Y decimos esto porque desde allí, en tiempo real, puede tenerse una visión palpable de lo que está ocurriendo a cada instante en la extensión del distrito.
No lo conocíamos y, sinceramente, nos sorprendió, sin
necesidad de conocer a full detalles técnicos para los cuales no estamos
preparados, pero tampoco somos ignorantes. Eso tiene un valor seguramente
insospechado, que la gente no conoce.
La etapa siguiente, ya bien entrada la noche, fue concurrir
a la bodega Al Este, de Daniel Di Nucci.
Allí, el dueño de casa hizo historia del quehacer
vitivinícola de la provincia de Buenos Aires y de Villarino en particular.
Siguió guiando cómo conocer, de algún modo, “la calidad” de lo que se toma.
Y más tarde, ya ubicados frente a la larga mesa de manteles
blancos, pudimos disfrutar del sabrosísimo asado que estaba preparado. Una exquisitez,
que nos hizo recordar algunos tiempos pasados, remotos por cierto, en los que
sentimos verdadero placer (en la quinta del otro lado de la ruta) al compartir
algunas tenidas gastronómicas, que se repitieron, hace unos cuantos años, en la
propia bodega. Y que tuvieron un antecedente digno de ser dicho: cuando ¡Don
Luis! Nos recibía en su propia casa, más de algunas veces, para deleitarnos con
cenas de igual “sabor”.
La noche se prolongó, como para redondear, al comienzo del
sábado (18), una noche de viernes para recordar. Sin duda alguna…
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