martes, 14 de octubre de 2014

EL ACUEDUCTO TAN SOÑADO, ¿MÁS CERCA?

No se lo afirma, pero tampoco se lo niega: habría avances. También, se habla de un préstamo de 150 millones de dólares para iniciar la obra que llevaría agua del río Colorado a Bahía Blanca y regaría el norte de Villarino. 

Licenciado Eduardo Maurizzio,
subsecretario de Infraestructura Básica.
Hasta lo que podemos recordar, cíclicamente, el acueducto del río Colorado ha estado siempre en la agenda gubernamental. Casi siempre, también, se ha desdibujado la perspectiva de su concreción por las dificultades circunstanciales (cuando no las permanentes) que han signado por décadas el devenir de la Argentina que sufrimos tanto como la queremos (y no sólo como expresión de la boca para afuera).

En lo personal, asociamos el tema con dos recuerdos que nos acompañan desde que tenemos uso de razón. Uno, es el de las frustraciones en que cayeron las soñadas iniciativas que nacieron del espíritu inquieto del ingeniero Domingo Pronsato (ejemplo perdurable, el ambicioso Trasandino del Sur, reactualizado por etapas, no mucho más allá de los operativos de prensa y las conferencias, mesas redondas y afines prontamente sepultadas en el olvido).

El otro, más centrado en lo personal, es la visión que tuvimos, desde chicos, respecto del río Colorado. No teníamos idea, ni mucho menos, de su valor, pero le teníamos “respeto” cuando, año tras año, llegábamos, en tren, a las peregrinaciones al Santuario de María Auxiliadora, en Fortín Mercedes. Después de la misa, era costumbre “acampar” cerca del río. Pero sólo estaba permitido, apenas, acercarse para ver el agua que, como torrente, atravesaba el lugar con un caudal que llamaba la atención e inspiraba “cuidado”. No mucho más.

Andando el tiempo, en los inicios de la actividad periodística profesional (no como hobby sino como medio de vida), tuvimos que escribir una y mil veces, a tono con los años transcurridos, sobre la trascendencia del anhelado acueducto. Supimos del embalse en Casa de Piedra y de muchos otros temas concurrentes que se rozaban, todos, con el eje central: asunto de agenda, por un lado; y políticas de Estado, por otro.

Nobleza obliga: nunca entendimos, ciertamente, hasta dónde una obra de semejante magnitud era factible o no, más allá de las precariedades de financiación, atendiendo a las características técnicas, por un lado; y a la liberación de cupos (de los cursos de agua), por otro. Un sinfín de oportunidades, tuvimos que comentar reuniones interprovinciales; gestiones de distinto orden; análisis en el COIRCO; y una variedad de situaciones de las cuales, abundando en la sinceridad, debemos reconocer no haber sabido demasiado (o quizás poco y nada). 

Un algo fue cierto: siempre, apareció el acueducto del río Colorado –aún ahora, en que se alude al poco caudal y el alto grado de salinidad– como inequívoca posibilidad de solución para la crisis hídrica de una importante región que comprende, no sólo el sector norte de Villarino (para brindarle riego que mejore sus metas de producción), sino también el abastecimiento de agua potable, en cantidad y calidad, para Bahía Blanca y Punta Alta.

Hace unas pocas horas, nos llamó la atención alguna expresión del  subsecretario de Infraestructura Básica y Social de la provincia de Buenos Aires, que es el licenciado Eduardo Maurizzio, quien se refirió, en Algarrobo, a obras de provisión de agua que están (algunas ya ejecutadas) por la gestión de Daniel Scioli. 

Pensamos que de igual forma en que se han encarado proyectos demorados (el de la solución de la crisis hídrica de Médanos es uno de ellos) no sería descabellado –pese a los agoreros y escépticos de siempre- que anduviera por algunos despachos oficiales bonaerenses el remanido tema del acueducto. ¿Por qué no creer que de una vez por todas se encare esa fundamental realización?.

El caso es que se nos ocurrió procedente, con las reservas del caso, una consulta a la intendenta municipal. ¿Por qué no, si Patricia siempre ha respondido?. Lo hicimos, aún a sabiendas que no es un tema fácil, más allá de que ha estado, siempre, desde diciembre 2011 en que asumió el gobierno de Villarino, en la agenda de sus gestiones en La Plata y Buenos Aires.

La doctora Cobello nos dijo, al respecto, que la posibilidad de encarar la trascendente obra “no se ha oficializado; pero sí tiene un importante avance”. 

Un poco (o más) tendría que ver con eso el hecho de que, en ocasión de la apertura de sobres para el jardín 910 y la Esucela Técnica de Mayor Buratovich  (se tomará como base para ésta última la edificación prevista originalmente para un motel, por la Cooperativa Eléctrica y de Servicios de la localidad) estuvo gente llegada desde La Plata y ligada a los ministerio de Infraestructura y de Economía, como así a la CAF “para ver el trazado del acueducto del río Colorado a Bahía Blanca”, según trascendió, aunque no pudo obtenerse confirmación oficial sobre esa especie.

Anteriormente, además, habría andado por la zona la ministra de Economía bonaerense, Silvina Batakis (junto a enviados de CAF), al parecer en relación con el mismo objetivo: ver la zona de la eventual obra. Es válido, también, que Patricia ha abordado en su momento el asunto con el ministro Arlía, aunque esto no se puntualizara expresamente, tantas han  sido las decepciones anteriores en la materia.

Sin embargo, de muy buena fuente, se supo que antes de dos meses (se apunta a la fecha del 5 de diciembre, sin que puedan darse precisiones), el gobernador (Daniel) Scioli estaría firmando la documentación según la cual se recibiría, de la CAF, un préstamos del orden de los 150 millones de dólares, para dar inicio a la primera etapa del acueducto.  

Se sabe, sí, que la intendenta habría suscripto una autorización para que Infraestructura “utilice caminos municipales”, para encaminar tareas preeliminares y futuras en relación a la vía de traslado futuro del vital elemento (agua).  

No obstante esa natural buena predisposición requerida no habría tenido similar respuesta desde otro municipio involucrado en la traza del acueducto y beneficiario directo de los alcances de la espera obra. Si en esa postura incidirían, como elemento principal, los alistamientos políticos de cara al 2015 es otra de las variables que no tiene explicación, aunque en esto vale aquel dicho tan común, siempre vigente: “somos gente grande”; u otro, que reclama “decir las cosas por su nombre”.


A la hora de la verdad, más temprano o más tarde, se sabe quién hizo y qué, en todos los órdenes, se nos ocurre discurrir a manera de final. Por primera vez, casi, vemos con cierto optimismo la cosa. Rogamos, porque bien hemos dicho que Villarino es “nuestro lugar en mundo”. 

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